Disfruta de la calidez con estas reconfortantes recetas de 100 g de carne magra fresca: platos sencillos que reconfortan el corazón.
- Sabor intenso: Los fideos quedan muy suaves y tiernos después de remojarlos. Tras absorber la salsa, resultan muy sabrosos y suaves. La carne picada, seca y fragante tras saltearla, combina a la perfección con los suaves y tiernos fideos, de un sabor intenso. - Color atractivo: La salsa, frita con aceite rojo y salsa de soja, es de un rojo oscuro que contrasta con el brillo cristalino de los fideos. El color es rojo brillante y muy atractivo. - Sabor intenso: La salsa frita con pasta de frijoles Danxian le da a este plato un sabor intenso y fresco, con toques picantes en la parte salada y fresca, y el rico aroma a carne y la suavidad de los fideos se fusionan en el paladar.
El tierno tofu reposa en un cuenco de porcelana blanca, como jade empapado en un arroyo primaveral, temblando y vibrando con finas ondas al tacto. El aroma de la soja expuesta al sol de verano se esconde en su textura. Un sorbo es tan refrescante como el rocío otoñal, y tragarlo es tan dulce como el agua derretida de la nieve invernal flotando en la garganta. Con un ligero pellizco de palillos, se transforma en un charco de nubes, mezclado con el verde de las cebolletas picadas, como si las cuatro estaciones se aplastaran y se introdujeran suavemente en la boca.
Rodajas de melón de invierno verde esmeralda, envueltas en carne picada fresca y fragante, se enrollan en exquisitos rollos de jade, que adquieren una transparencia cristalina tras la cocción al vapor. El melón de invierno absorbe el aroma de la carne, es suave, tierno y dulce, y la carne picada es fresca y jugosa, con un intenso sabor a salsa. Al morderlo, la combinación de sabores refrescantes y suaves crea una sopa deliciosa y de sabor intenso. Es un plato bajo en grasas, saludable y delicioso.
Albóndigas doradas, fritas hasta obtener una piel crujiente y dorada, tiernas y jugosas por dentro. Se pica panceta de cerdo seleccionada, se sazona con cebolla verde picada, jengibre y vino de cocina, se enrollan en bolas, se cubren con una fina capa de almidón y se fríen hasta que estén cuajadas. Al abrirlas con un mordisco, desprenden un aroma a aceite y carne. Se pueden mojar en kétchup para suavizar la textura o guisarlas en una salsa espesa con arroz. Son crujientes por fuera y tiernas por dentro. Un bocado es una delicia.